Programa Número XXXII Ciudad de Duendes
Morentismo
No es
ya la pena de su falta, de la ausencia por la muerte, es la alegría de
saber que jamás se irá del aire. ¿Quién
se atreve a meterse con Morente?, ¿quién?, que yo le cuento. Le cuento y le digo que hay un arte llamado música que
está por encima de cualquier otro orden, catálogo o escalera, de cualquier
etiqueta y valor segregado, del estigma severo de los cobardes, y de la
estructura ciega y enfermizamente metódica de los que no han descubierto aún
que son portadores de alas. Le digo, que si la música hablara no dudaría en dar
las gracias a un hombre que en su
garganta guardaba el escalofrío, para mezclarlo después con la necesidad de ser
lo que quería: un libre….un paso firme…una verdad, y revolverlo aposta y con
prosodia con la madre de todos los cantares, el amor profundo que nace de donde
nace la esencia de lo absoluto. Cuando otros llegaban, él había vuelto. Donde
otros no quisieron ir, él se perdió. Allí donde nadie espera nada, él encontró.
Maestro de contrabandos entre imposibles, elegido para mezclar el agua y el
aceite, compañero y mano noble de bienvenida. ¿Duende dices? No amigo… era
humano, ese humano que quizá sí supo,
contradiciendo al poeta, llegar a abrir
semillas en el corazón del sueño.
El recuerdo de la semana nos lo deja Gema. Rosas guardadas desde el amor incondicional a la sobrina predilecta, jardín de ensueño cuidado para que una niña fuera feliz, fuera la más feliz de las niñas. Gracias Gema por tu historia, sin duda, te merecías y mereces esas flores.
Al resto os deseamos mucho Morentismo en vuestras vidas.Buena música.
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